Como ya os he comentado en ocasiones anteriores tengo la mala costumbre de tirar las semillas que me sobran cuando preparo los semilleros en algunas macetas lo que nos proporcionan curiosos resultados. El último hallazgo ha sido ver como la naturaleza hace mejor su trabajo que nosotros.
Dos de los cultivos más difíciles hasta ahora han sido la lechuga salad bowl, que es una variedad de hoja abierta que se puede ir cortando a medida que nos haga falta, por lo que es óptima para el huerto urbano y el autoconsumo y la cebolla que pese a haber hecho repetidas veces semilleros no habíamos conseguido que crecieran apenas cuatro o cinco centímetros antes de secarse y morir.
Pues bien han aparecido juntas en una pequeña maceta a la que apenas le hemos hecho caso en meses, regándola únicamente de pasada y sin abonarla ni nada, y en todo momento a la intemperie. Pensemos que es una casualidad pues las virtudes de la agricultura como método para la obtención de alimento están más que acreditadas desde hace miles de años.
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