
Llevamos tiempo viendo como crecen las mandarinas y esperando que llegue el invierno para probarlas, y de repente entre una rama llena de hojas nos hemos fijado y ha aparecido una mandarina del tamaño de una pelota de golf. Tiene un color todavía muy verde al igual que el de las hojas entre las que se esconde y hasta ahora había permanecido camuflada. Está en una zona más baja que el resto de frutos y ligeramente girada hacia la pared que protege el árbol.
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