Una manera barata y gratificante de ir completando nuestra colección hortícola es a través del intercambio con nuestros amigos y conocidos. Los ejemplares repetidos que ofreceremos los podemos conseguir con distintas técnicas. Para algunas especies nos servirá cualquier técnica y para otras sólo lo conseguiremos con alguna en concreto.
La técnica más común y natural para reproducir nuestras plantas es a través de las semillas, que sembraremos en nuestros semilleros y que con gusto regalaremos a la medida de nuestras posiblidades y de lo generosa que sea la naturaleza. Nos servirá para casi todos los casos, salvo para los frutales (a excepción de mi limonero que por eso es la joya de la corona) y para algunas de las aromáticas. Es cierto que en la naturaleza y de manera silvestre todas ellas se reproducirán por semilla que serán germinadas o transportadas a su lugar de nacimiento de diferentes maneras (no me exenderé más ya que el ser un manual escolar no es el fin de este blog).
Como ya comenté en otra ocasión no recomiendo el guardar las semillas de un año para otro en cultivo en maceta, ya que corremos el riesgo de que se degeneren al reprocudir ejemplares sucesivamente más pequeños de lo que debieran ser proveniendo de una cosecha en el campo.
Cuando no funcionan las semillas tendremos que acudir a los esquejes. Estos los podemos realizar de varias maneras, y lo que conseguiremos son clones de los ejemplares que tenemos.
En primer lugar cortaremos una rama de nuestro árbol o arbusto que limpiaremos de hojas casi por completo, ya que la planta se ha de precocupar por generar raíces no de "alimentar" las hojas. Esta técnica se llama reproducción por estaca. Tambien eliminaremos la corteza de la parte inferior para facilitar que nazcan las raíces y mojaremos la rama en agua para poder embadurnarla con hormona de enraizamiento. Por último la plantaremos en una maceta que colocaremos en un lugar protegido del viento y el frío. Yo he logrado con éxito reproducir el granado y el limonero.
Otra técnica de reproducción por esqueje es el acodo, que podemos hacer de dos maneras distintas dependiendo de como sean las ramas de cada planta.
Una de ellas será rascando la corteza de la rama que elijamos sin cortarla. La rodearemos con tierra que sujetaremos con un plástico, tambien podemos abrir una botella sujetándola con un cordón o alambre alrededor de la botella. Esta técnica es la adecuada para los frutales.
El acodo en tierra lo utilizaremos en aquellos casos en que la planta tenga ramas lo suficientemente flexibles y de porte bajo como para poder doblarlas sin que se rompan y sujetarlas a la tierra enterrandolas parcialmente sin cortarlas. Podemos utilizar un trozo de alambre y colocarla a ras de tierra y luego cubirla con sustrato. Será bueno también rascar un poco la corteza y untar hormona de enraizamiento. Dejaremos pasar mes y medio al menos para que broten las raíces, y ya tendremos una planta nueva lista para cortarla de la planta matriz. Con esta técnica he conseguido plantas nuevas de hierbabuena y de arándano.
Por último tenemos la técnica de multiplicación por división de mata, que no es otra cosa que separar parte de la planta con sus raíces desesterrándola. Podemos ayudarnos de un cuchillo o una pala y cortar un cepellón lo suficientemente grande para que sea viable el nuevo ejemplar y lo más pequeño que podamos para que no sufra la planta original. Obviamente no sirve cualquier planta ya que con las de tallo único no podremos hacerlo, pero en cambio para cultivos como el cebollino, orégano, hierbabuena, canónigos, etc. será la adecuada ya que la planta original apenas sufrirá y la escindida tendrá ya las raíces necesarias para su alimento. También podemos intentarlo con alguno frutales en los nuevos brotes que nacen a sus pies, pero por experiencia os digo que es muy difícil conseguir alguno con raíz suficiente.
A veces surgen raíces aéreas a las que les brotan tallos nuevos y que con el tiempo tambien podremos separar de la planta original. En las plantas en las que sucede esto podremos provocarlo escarbando y sacando alguna raíz a la superficie.
Acodo de arándano |
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